![]() |
Picture unrelated |
Pregúntome yo: ¿Habré pisado justo aquella baldosa, compuesta por un pixel defectuoso que me buggeó la vida y me hizo entrar en un error crítico eterno? Dentro de poco podría empezar a ver en tonos rasposos de violeta y verde. Las figuras comenzarían a desencajarse entre sí y todo sonido se transformaría en un tortuoso pitido como de 16 bits. ¿Habrá sido la puerta del baño liceal un portal a una dimensión que simula ser idéntica a la original pero provoca que todo a mi alrededor genere una disconformidad absoluta y constante? ¿Habrá alguien degollado una gallina con mi nombre en el pradito, recitando maleficios en una lengua muerta mientras se esparcía pororó y pétalos de rosas (mis flores más repudiadas) sobre el ligeramente convulso cadáver de mi tocaya?
Y pensar que hasta hace una semana me creía viva por jactarme de mi odio hacia una importante parte de las cosas o costumbres ajenas, o bien hacia mí misma. Si las cosas siguen cuesta abajo, tendría que empezar a buscar nuevas motivaciones, sin filtros, no importa que esto implique fanatizarme a la fuerza con la repetición de Gran Hermano, o descubrir un hobby oculto, como cortarle el pelo a las muñecas, contar calorías o quemar gente que anda por ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario