martes, 31 de mayo de 2011

"Brum rum rum"

... hacen los autitos, y nos vamos todos, vos, yo, mujeres, niños, ancianitos, negros, hindúes, árabes, chinos, japoneses, koreanos del norte, travestis, homosexuales, putos, drags, flacos, gordos, anoréxicos, obesos mórbidos, ignorantes, superdotados, avaros, conformistas, optimistas, realistas, autistas, almas de fiestas, comunistas, liberales, simpatizantes de izquierda, simpatizantes de derecha, clase baja, media, alta, fachos, latifundistas, trabajadores, Santos, cadáveres, mendigos, fumadores, enfermos terminales, ninfómanas, frígidas, pedófilos, pederastas, necrófilos, zoofílicos, coprófagos, megalómanos, suicidas, amantes de la vida, lectores de Cioran, clientes de Cinemateca, amantes de Ben Stiller, manyas, bolsos, terrajas, fáshons, infelices, mentirosos, fanáticos de Woodstock, admiradoras de Arjona, los que le hacen rating a Marcelo Tinelli, los que le hacían rating a Conan O'Brian,  todos juntos.... a la mierda. [Repeat ad infinitum]

Rum, rum.
Fin.


Esa era la realidad, después llegó el espíritu naïve de los vítels, quienes la modificaron un poco y nombraron "Yellow Submarine".



sábado, 28 de mayo de 2011

¡Soy oscura, oh, abrázame soledad, méceme en la cuna del odio!

Será que hoy, sábado, día considerado popularmente como la encarnación de la fiesta, la diversión, la chabacanería, desfachatez, descontrol, puterío, baile, bachata, promiscuidad, libertinaje y más diversión, va corriendo para mí tan lento que parece que el humo del cigarro se suspende en el aire y se queda ahí, como un imbécil, mirándome, haciéndome arder los ojos y esperando a que lo aparte a manotazos.
Ojalá llueva, ojalá truene y ojalá se les termine el mundo. Porque no está todo bien.

Felicidad.

(N.de.A: Escribí esto hace bastante tiempo. Lo redescubrí bichando antiquísimas entradas sin publicar, y me pareció que era más que válido aplicarlo al día de hoy). 

jueves, 19 de mayo de 2011

Cruce de miradas

Esa fracción de segundo, en la que una cabeza gira hacia allí, y otra, más de lejos, girá hacia allá; el iris de él recorre el paisaje como una cámara en modo panorámico, el iris de ella también recorre el paisaje como una cámara en modo panorámico. Pero en una galaxia vecina, unos cuantos planetas de colores bonitos se alinean. Las pupilas chocan con abrupta elegancia. Los engranajes del Universo terminan de dar una vuelta.
Cualquiera se atrevería a tildar este curioso ritual, de intrascendencia, ñoñería, cosa de niños o de "gente que se hace la que piensa demasiado". Declaro esta forma de pensar: insolente. Bello debe de ser andar flotando por ahí, como una esencia etérea, y adentrar en las cabecitas de los protagonistas de esta especie de corto cinematográfico.Si fuese posible pausar el momento en el que las miradas se rozan, podría dibujarse a la perfección una línea, recta y punteada, que junte las manitas de dichas pupilas.
Una pequeñísima pero a la vez contundente descarga eléctrica, como la de una picana (esas para dar "toques") a punto de romperse, recorre ambos cuerpos. Los corazones se atragantan y tosen con vergüenza. Las manitas se desprenden, las pupilas siguen su camino, aligeran el paso ahorrándose la sutileza. Una hacia allí, la otra hacia allá.
¿Se habrá dado cuenta? Piensa él.
¿Se habrá dado cuenta? Piensa ella.
Avergonzado y avergonzada son ahora cómplices, uno del otro. Acordaron silenciar sus pensamientos. El paralelismo de éstos es proporcional a la distancia de sus cuerpos. Que si no fue muy obvio, y qué estupidez, debe de pensar que le tengo terribles ganas, y qué terrible, y qué lindo corte de pelo tiene.
Él se tropieza con una baldosa rota, ella casi se lleva una vieja por delante. A él le sudan un poco las manos, ella está coloradísima.
Los protagonistas del corto cinematográfico unen sus muñecas por una seda invisible. El hilo se tensa cuando uno invade la mente del otro, y se forma un nudo cuando se repite el ritual del cruce de miradas.
Algún día de estos, el hilo se cortará. Apenas hará plap, y las muñecas estarán libres. No habrá línea que forme puente de pupila a pupila. Siguen su camino, como si nada.
Y los planetas de colores bonitos también.

A veces, todo es muy poco.

martes, 17 de mayo de 2011

Galletas mañaneras.

No acostumbro desayunar. En realidad, hace bastante tiempo que considero desayunar, el tomar una taza de té a las apuradas y nada más. 70 en el microondas.
Pero hoy, ¡sorpresa sorpresa! encuéntrome con un paquete de galletas surtidas cerca de la alacena. Acerco plato y, al abrir aquella bolsa rellena de carnavales de sabores exóticos, misteriosos, e incluso inquietantes, siento la nuca iluminada por un aurea celestial. Me siento bendecida. Soy la elegida. El paquete está lleno de galletas de chocolate acebradas, o Cebritas, como obligan al consumidor a llamarles. Las mejores e inigualables del mercado.
Selecciono un puñado de éstas, así como también un par de bastoncitos y una de vainilla (vainilla?). El desayuno perfecto que hacía tiempo no tenía.
Llevo plato y taza al baño, habiéndome ya acostumbrado a desayunar allí mientras me acicalo frente al espejo como una maricona.
Llega el buen momento de elegir el manjar como si estuviese uno apurado en un cumpleaños por decidirse por una -y no dos- masitas de la bandeja que está a punto de retirarse. Cabe destacar que no me gustan las masitas.
Como una máquina, esas del brazo metálico que toma peluches que nunca llegan a nuestras manos, abro las garras, y me decido por la acebrada. Exclamé con angustia: ¡oh, no! ¡El chocolate está derretido! Juro en hebreo, refunfuño y me muerdo la lengua hasta hacer sangre. No podría continuar con aquella, de ninguna manera. Cambio de elección y procedo a manducarme la de vainilla (vainilla?!). Pero ¡ay de mí! ¡Humedad! En terribles tragedias como ésta desemboca dejar el paquete de galletas mal cerrado, tomen, tomen nota, panda de iletrados.
Por ese entonces ya había perdido la cordura, ninguna galleta era comestible: los bastoncitos tenían sabor a bolsa de plástico, las de chocolate estaban aún más pastosas que las de vainilla (sí, vainilla), y las acebradas parecían remojadas en Lactolate. ¡Todo fue una gran trampa! ¡Una catástrofe! ¡Mi desayuno había sido saboteado! ¡Me siento ultrajada!
¡Diosa Fortuna, te maldigo!

Arruinaron mi día. 

sábado, 14 de mayo de 2011

¡Eh!

Me estoy quedando pelada.

 

¡Grandiosa!
¡Espléndida!
¡Gloriosa!
¡Magnífica!
¡Prodigiosa!
¡...cagada!

 ¡Morid!
¡Os odio!
¡Os odio a todos!

viernes, 13 de mayo de 2011

---> Notice

"El Infierno de los vivos no es algo que será: hay uno, es aquél que existe ya aquí, el Infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: acepatar el Infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es riesgosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del Infierno, no es Infierno, y hacerlo durar, y darle espacio."
Las ciudades Invisibles - Italo Calvino

No entiendo por qué me consideran Infierno justo aquellos que no son parte de él.

jueves, 12 de mayo de 2011

Hoy sigo odiando todo.

Picture unrelated
Gasté demasiado tiempo imaginando o fantaseando con qué es lo que podría haber pasado para que de un día para otro girasen los engranajes de mi cabeza, o tal vez, del mundo, para crear el actual ambiente tan odiosamente insufrible que no me aporta nada capaz de satisfacerme en lo más mínimo. Puede esto sonar a fruslería emo, es cierto. ¡Pero no! Poco tiene que ver con fallos sentimentales, no importa de estos el tipo. Es más bien una enemistad bastante peculiar surgida de quién sabe dónde entre el entorno en general y yo. Pero el entorno no tiene nada en mi contra. Soy yo, la que está en contra del mismo y no puede encontrarle parte positiva. Diría yo que vendría a ser el opuesto al emo, el cual es la desvalida mulita y la sociedad el cazador dispuesto a cortar cogote. 
Pregúntome yo: ¿Habré pisado justo aquella baldosa, compuesta por un pixel defectuoso que me buggeó la vida y me hizo entrar en un error crítico eterno? Dentro de poco podría empezar a ver en tonos rasposos de violeta y verde. Las figuras comenzarían a desencajarse entre sí y todo sonido se transformaría en un tortuoso pitido como de 16 bits. ¿Habrá sido la puerta del baño liceal un portal a una dimensión que simula ser idéntica a la original pero provoca que todo a mi alrededor genere una disconformidad absoluta y constante? ¿Habrá alguien degollado una gallina con mi nombre en el pradito, recitando maleficios en una lengua muerta mientras se esparcía pororó y pétalos de rosas (mis flores más repudiadas) sobre el ligeramente convulso cadáver de mi tocaya?
Y pensar que hasta hace una semana me creía viva por jactarme de mi odio hacia una importante parte de las cosas o costumbres ajenas, o bien hacia mí misma. Si las cosas siguen cuesta abajo, tendría que empezar a buscar nuevas motivaciones, sin filtros, no importa que esto implique fanatizarme a la fuerza con la repetición de Gran Hermano, o descubrir un hobby oculto, como cortarle el pelo a las muñecas, contar calorías o quemar gente que anda por ahí.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Lista de cosas que no odio.


 Hoy apareció una nube negra y se puso a diluviarme en la cabeza, así, de la nada.
Y no tengo paraguas.
Hoy odio todo.

Rechazo.

Odio e impotencia.
Pero odio primordialmente.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Acontecimiento poco trascendente

Saltando de Blog en Blog, me encontré con el de una persona por sobre todo despreciable. Al pie de cada entrada, se preguntaba: ¿Vas a comentar, no?, y adyacente a esto, habían dos botoncitos. Uno de Sí, y otro de... ¿de qué? Bueno, evidentemente, de No. 
Supongo que estoy llegando tarde a clases por marcar un No en cada uno de los botones de cada una de las entradas. No es por embromar, pero ese hombre escribe muy mal.


Fin, en cursiva.

martes, 3 de mayo de 2011

Céline, crítico de cine

Acabo de ver "La chica de la capa roja", de Catherine Hardwicke. ¡Atroz! Se me dirá: ¡pero si es una película para adolescentes con el mito de Caperucita y el Lobo! Y yo respondo: ¡no menospreciemos a los adolescentes! ¡Pero los adolescentes de esta película son todos subnormales! Deberíamos preguntarnos qué clase de juventud deseamos para nuestro país. Y yo digo: ¡estos jóvenes no, por favor! ¡Habría que mandarlos a un campo de concentración! ¡Y someterlos al escarnio! ¡Y si es necesario aplicarles castigos corporales!
La historia se resume en la complejísima idea de un lobo feroz que azota a la pequeña población de una aldea, aunque luego el guión se vuelve más abstracto, porque en realidad... ¡es un hombre-lobo! ¡Y nuestros adolescentes tarados quieren cazarlo! Uno de ellos se parece a Hernán Crespo, aquel centrodelantero de la selección argentina... ¡Pero Crespo es diez veces mejor actor! Y no hablemos del primer cadáver que encuentran en el pueblo: apenas tiene un rasguño. Y yo pregunto: ¡¿con qué lo mató el lobo?! ¡¿Del miedo?! ¡¿Con una inyección letal?! Después están los viejos de la aldea, con la supuesta sabiduría y experiencia. ¡Lastimosos! ¡Deberían ir a una casa de salud, de esas que se llaman "Años Dorados", o "Lo Mejor de Nuestras Vidas"! Y hablando de casas de salud: ¡¿Cómo pueden poner esos nombres?! ¡Qué ironía! ¡En realidad deberían llamarse "Luz Tenue", "Fin de Trayecto" o "Aquí me Quedo"! ¡Mucho más sincero! Y ahora hablemos de la directora, a quien promocionan como la señora que hizo "Crepúsculo". ¡Crepúsculo el de sus mentes y sus ideas! ¡Todo es de shopping: los actores, el guión, los decorados, la luna llena (¡roja! ¡de sangre! ¡qué original!) e incluso el lobo! ¡Y allí están mezclados Christie y Gary Oldman!
¿¡Pero qué hacen, condenados de Dios?! ¡¿Tienen deudas de drogas?! ¡¿En el casino?! ¡¿Sacaron un boleto para orbitar alrededor de la Tierra y resultó mucho más caro de lo que pensaban?! ¡Basta de soportar un cine tan estúpido! ¡Que Pétain se haga cargo de los responsables! ¡Vivan los ejércitos de ocupación! ¡Viva Leni Riefenstahl! ¡Vivan los lobos!


Eduardo Alvariza es un señor muy capo.

domingo, 1 de mayo de 2011

Different Class.

" Nanananana, live like common people, nananananana, common people do, nananananana, like common people...! "

Eso dice la canción.