jueves, 4 de noviembre de 2010

Wipu!

Recuerde usted, querida Merceditas, que no hay nada mejor, luego de haber sido herida por un tercero, luego de sentirse ultrajada, apuñalada, ofendida, indignada o traicionada, luego de haber sido su angelical carita abofeteada por la ácida y corrosiva verdad, que ante sus morritos de perro que quiere su galleta compasión no siente, no hay nada mejor que mandarse una cagada aún mayor que la original. Así, por lo menos, estará demasiado ocupada enervándose consigo misma como para malgastar su valioso odio en el infeliz que le echa en cara las penosas cagadas del pasado y la hace sentir miserable. Si miserable debe sentirse, dígnese al menos a que sea por su propia culpa.

¡Hora de cortarse las venas mi niña!
Y tirate el pelo sobre la cara que pareces normal y todo.

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