Baja la mirada. Examina. Analiza. Estudia. Escanea. Como un catador de vinos. Y frunce el entrecejo. Mala señal.
Como haciendo suspenso, como si detrás de él sonasen repiques de tambores, desliza las pupilas hasta que casi se chocan con las cejas (muy tensas). La mira está en el blanco. Desaprobación. La pobre está en problemas. Una gotita de sudor le hace cosquillas en la sien. Traga saliva.
Ambos se anclan en una sola mirada. Se preguntan quién hará el primer movimiento. Quién será la fiera, quién la gacela.
Vuelve a bajar la mirada. El rechazo es aún mayor. Imposible ser optimista. El inmundo, frío y descompuesto aroma de la fallida ofrenda le taladra la cabeza. Cierra los puños, clava las uñas en la palma de la mano hasta hacer sangre. Las venas están que revientan por el cuello. El rechinar de los dientes careados y amarillos marca el ritmo de los latidos de los corazones.
Ella junta las manos y entrelaza los dedos por debajo del vientre. La piel, verde de pálida. Transpirada. Los labios se agrietan. Hace ademán de humedecérselos con la lengua pero ésta está seca y áspera como la de un gato. Un remolino le hace un hueco en el estómago. Se mea encima. Se enchastra las piernas. Después lo limpia, ahora teme por su vida.
Él se incorpora, apoyando los puños sobre la mesa de plástico de oferta. No ha vuelto a levantar la mirada. Los ojos están ocultos. Ella sólo ve su irregular calvicie. Los granitos de la cabeza.
Arroja la ofrenda contra la pared, haciéndose ésta trizas y manchándolo todo de rojo. Fue un destello seco. Potente. Los oídos zumban. Los cuerpos permanecen estáticos.
Vuelven a clavarse las miradas. Los corazones dan un salto hasta estancarse en la garganta. Él abre los labios. Le tiembla la comisura izquierda.
-Los ravioles están fríos, puta.

miércoles, 19 de octubre de 2011
martes, 18 de octubre de 2011
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Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidos, veintitres, veinticuatro, veinticinco, veintiseis, veintisiete, veintiocho, veintinueve, treinta, treinta y uno, treinta y dos, treinta y tres, treinta y cuatro, treinta y cinco, treinta y seis, treinta y siete, treinta y ocho, treinta y nueve, cuarenta, cuarenta y uno, cuarenta y dos, cuarenta y tres, cuarenta y cuatro, cuarenta y cinco, cuarenta y seis, cuarenta y siete, cuarenta y ocho, cuarenta y nueve, cincuenta, cincuenta y uno, cincuenta y dos, cincuenta y tres, cincuenta y cuatro, cincuenta y cinco, cincuenta y seis, cincuenta y siete, cincuenta y ocho, cincuenta y nueve, sesenta, sesenta y uno, sesenta y dos, sesenta y tres, sesenta y cuatro, sesenta y cinco, sesenta y seis, sesenta y siete, sesenta y ocho, sesenta y nueve, setenta, setenta y uno, setenta y dos, setenta y tres, setenta y cuatro, setenta y cinco, setenta y seis, setenta y siete.... ¡setenta y ocho!.
En dos estás de espaldas. En otra medio de lejos.
Me encantan todas igual.
Lluvia de random facts:
En dos estás de espaldas. En otra medio de lejos.
Me encantan todas igual.
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Lluvia de random facts:
Las manzanas, cuando hace frío, dan más frío todavía.
Jamás debería uno tener menos de tres unidades del mismo objeto.
Si tenemos una manzana, nos quedaremos con ganas de más.
Si tenemos dos manzanas, no sabremos si nos quedaremos con ganas de más.
Si tenemos tres manzanas, cambia la cosa, porque si nos morfamos las dos primeras, nos queda la tercera de reserva. Nunca pasaremos hambre.
No hay más random facts.
Escribí cinco random facts más, pero los borré con ctrl+z.
Mentí en el penúltimo random fact.
Si tenemos una manzana, nos quedaremos con ganas de más.
Si tenemos dos manzanas, no sabremos si nos quedaremos con ganas de más.
Si tenemos tres manzanas, cambia la cosa, porque si nos morfamos las dos primeras, nos queda la tercera de reserva. Nunca pasaremos hambre.
No hay más random facts.
Escribí cinco random facts más, pero los borré con ctrl+z.
Mentí en el penúltimo random fact.
domingo, 2 de octubre de 2011
Didn't paint to be listened.
No hay muchas palabras lindas que terminen con "sión". ¿Verdad? Ó al menos, en este momento, se me ocurren pocas, ó bien ninguna; sólo se me vienen a la cabeza las más feas.
-Depresión
-Lesión
-Repulsión
-Agresión
-Confusión
-Obsesión
-Tensión
Entre tantísimas otras.
Pero esperá. ¿La obsesión es una palabra fea? ¿Es fea la obsesión? ¿Es feo obsesionarse? ¿Es feo ver a alguien obsesionarse? ¿Debería explayarme?
Dicen que la obsesión es una de las cosas menos atractivas que existen. I for one, considero que la obsesión es tiernísima, algo grandísimo e insoportable, el sentimiento que más se asemeja al tan poco experimentado amor. ¿No te parece? ¿No? Bueno, para mí es así.
Hay pila de formas de querer a una persona. Muchísimas, por decirte algo.
Podés sentir cariño por alguien. Encariñarte con una persona "x". Porque es compañerito de clase, ó compañero de liceo, porque lo ves cada tanto, y tienen cosas en común (ó no). Pero el cariño es bastante efímero. Como el perro del vecino. Es lindísimo, un ovejero grandote que en vez de ladrar y molestar como hacen otros perros, salta y mueve la cola cuando te ve. Le acariciás la cabeza cuando llegás y te vas de casa. Pero el día de mañana el perro del vecino se muere. Porque es lo que suele pasar con los perros, los gatos, los gorriones (una vez vi un gorrión morirse mientras iba caminando: se puso a aletear y dar vueltas, hasta que se quedó quieto, fue tristísimo), e incluso las personas. ¿Ó no? Bueno, el perro se muere. Es una noticia bajoneante, que qué lindo perro, que qué le pasó, ojalá no haya sufrido, una verdadera lástima. Pero las cosas no pasan de ahí. El perro del vecino se murió, te entristecés por unos minutos, y al rato, te llaman para salir y te acordarás al día siguiente no por minutos, sino por segundos, y así. El recuerdo del perro del vecino es lejano y se te cruzará por la cabeza una vez cada once meses, aproximadamente. Y es que eso es el cariño. Si tu compañerito de clase ó de laburo, si esa persona con la que te encariñaste desaparece de un día para otro, no va a ser la gran pérdida. Será más ó menos como que se te rompa el cierre del bolsillo de la campera mientras vas por la calle. "¡La puta madre!" decís. Llegás a casa y lo arreglás, ó pedís que te lo arreglen, ó nunca arreglás el cierre del bolsillo de la campera directamente. Jamás vas a comentar con nadie que tal día se te rompió el cierre del bolsillo de la campera si nadie te lo pregunta. Jamás vas a comentar con nadie que esa persona "x", a la que le tenías cariño, se fue del laburo o de la clase si nadie te lo pregunta.
Podés querer muchísimo a un compañero. Un compañero con el que salís los fines de semana. Un compañero amigo de un amigo que hace reír porque es medio inteligente, ó porque es medio tarado. Chateás con él cuando estás aburrido y te saca algún que otro "equis de". Al menos no estás haciendo cuadraditos con el cursor en el escritorio. Pero de ahí tampoco pasan las cosas. Puede tener que ver con la confianza. Ó no confiás del todo en él, ó directamente la confianza que podés depositar en él es una cosa fofa y gelatinosa que no hace peso, podés contarle cualquier cosa, pero no porque sea necesario, no. Se lo contás porque sabés que, de todas formas, ese compañero al que querés muchísimo no es una persona al que le shockeen tus andanzas sexuales, tus amores no correspondidos ó la mala relación con tus viejos. Simplemente te va a escuchar y asentir. ¿Me explico? Escuchar y asentir, total, las andanzas sexuales, los amores no correspondidos y la mala relación con los viejos son cosas de todos los días.
Podés amar a un amigo. Acá la cosa se agranda. Un amigo que se ama porque, ó son mentes gemelas (almas no, mentes, ¡mentes!) ó directamente opuestas. Ese amigazo al que se recurre por cualquier cosa, desde la pequeñez más insignificante, hasta el relajo más pesadillezco que requiera asesoramiento profesional. Reciprocidad de sentimientos, de confianza. Es más, exceso de confianza: un amigo puede, por esas cosas de la vida, amarse como una pareja, sí, pero yo, no sé si a vos te pasa, no lo veo aplicable en mi vida. El exceso de confianza no es compatible con las relaciones amorosas. Y acá estoy empezando, por fin, a tantear el tema que planeaba tocar (pensaba que tecleaba y tecleaba, me enredaba en cosas bobas y no llegaba a ningún lado). No veo próspera la combinación excesodeconfianza-relaciónamorosa, ya que estas últimas son, como, no sé, ¿cómo explicarlo?. Supongamos que tenemos en frente una hoja de cuadernola. Bueno, las relaciones amorosas están en una carilla, y el exceso de confianza está en la otra carilla. Si bien pertenecen a la misma hoja de cuadernola, están asentadas en lugares opuestos. ¿Me seguís hasta acá?. Podés tener una relación amorosa con una persona, pero creo que la gracia de todo eso es, amar a mares, pero no a borbotones. Amar no a borbotones, sino a mares. Lo que sea que implique para uno la palabra "amar", claro.
¿Dónde está el chiste en tener una relación amorosa con alguien si no existe tensión entre ambas partes, si no existe duda, paranoia, desconfianza pícara y todo eso?. Encuentro aburridísima la certeza de que tu pareja te ama tanto como la amás vos. ¿No es así? Con un amigo se puede, con una pareja, no se debería. Digo yo, no sé.
Pero, a todo esto, que son no más que obviedades, la pregunta de la que me alejé es, ¿no es necesaria la obsesión en una relación amorosa? Sí, lo veo así, lo di a entender desde el principio. ¿Qué es "amar" sino obsesionarse? ¿Qué es "obsesionarse" sino amar?. Ahora, ¿es necesario amar para obsesionarse?. Está claro que considero necesario el obsesionarse para amar, pero, ¿es el amor y la obsesión un sentimiento paralelo?, ¿es el amor y la obsesión el mismo sentimiento?. Bah, qué se yo. ¿Qué es "amar" al fin y al cabo?. Andá a saber. Querer dar todo por una persona, querer saber todo sobre una persona, querer comerte a una persona con tal de fusionarte con ella, ese tipo de cosas. Considerar a esa persona tan brillante y admirable hasta el punto que se haga doloroso, idealizar, querer mostrarse brillante y admirable como esa persona y frustrarse con ternura al no lograrlo. ¿No?.
Ya sabemos que es necesario conocer al objeto de deseo para "amarlo", pero no para obsesionarse con él. Pero acá se contraponen las ideas: no se puede amar sin conocer, pero la obsesión lleva al amor, y, a la vez, no se necesita conocer para alcanzar la obsesión.
Y hasta acá llegué. Me cansé. Me aburrí. Me frustré. Me enojé.
¿Qué locura, no? Digo, el hecho de que haya escrito una perolata larguísima y complicada, que ni yo entenderé cuando llegue el terrible momento de releerla, ¿para qué? para una idea insípida y cagada que no hace más feliz ni más infeliz a nadie.
-Depresión
-Lesión
-Repulsión
-Agresión
-Confusión
-Obsesión
-Tensión
Entre tantísimas otras.
Pero esperá. ¿La obsesión es una palabra fea? ¿Es fea la obsesión? ¿Es feo obsesionarse? ¿Es feo ver a alguien obsesionarse? ¿Debería explayarme?
Dicen que la obsesión es una de las cosas menos atractivas que existen. I for one, considero que la obsesión es tiernísima, algo grandísimo e insoportable, el sentimiento que más se asemeja al tan poco experimentado amor. ¿No te parece? ¿No? Bueno, para mí es así.
Hay pila de formas de querer a una persona. Muchísimas, por decirte algo.
Podés sentir cariño por alguien. Encariñarte con una persona "x". Porque es compañerito de clase, ó compañero de liceo, porque lo ves cada tanto, y tienen cosas en común (ó no). Pero el cariño es bastante efímero. Como el perro del vecino. Es lindísimo, un ovejero grandote que en vez de ladrar y molestar como hacen otros perros, salta y mueve la cola cuando te ve. Le acariciás la cabeza cuando llegás y te vas de casa. Pero el día de mañana el perro del vecino se muere. Porque es lo que suele pasar con los perros, los gatos, los gorriones (una vez vi un gorrión morirse mientras iba caminando: se puso a aletear y dar vueltas, hasta que se quedó quieto, fue tristísimo), e incluso las personas. ¿Ó no? Bueno, el perro se muere. Es una noticia bajoneante, que qué lindo perro, que qué le pasó, ojalá no haya sufrido, una verdadera lástima. Pero las cosas no pasan de ahí. El perro del vecino se murió, te entristecés por unos minutos, y al rato, te llaman para salir y te acordarás al día siguiente no por minutos, sino por segundos, y así. El recuerdo del perro del vecino es lejano y se te cruzará por la cabeza una vez cada once meses, aproximadamente. Y es que eso es el cariño. Si tu compañerito de clase ó de laburo, si esa persona con la que te encariñaste desaparece de un día para otro, no va a ser la gran pérdida. Será más ó menos como que se te rompa el cierre del bolsillo de la campera mientras vas por la calle. "¡La puta madre!" decís. Llegás a casa y lo arreglás, ó pedís que te lo arreglen, ó nunca arreglás el cierre del bolsillo de la campera directamente. Jamás vas a comentar con nadie que tal día se te rompió el cierre del bolsillo de la campera si nadie te lo pregunta. Jamás vas a comentar con nadie que esa persona "x", a la que le tenías cariño, se fue del laburo o de la clase si nadie te lo pregunta.
Podés querer muchísimo a un compañero. Un compañero con el que salís los fines de semana. Un compañero amigo de un amigo que hace reír porque es medio inteligente, ó porque es medio tarado. Chateás con él cuando estás aburrido y te saca algún que otro "equis de". Al menos no estás haciendo cuadraditos con el cursor en el escritorio. Pero de ahí tampoco pasan las cosas. Puede tener que ver con la confianza. Ó no confiás del todo en él, ó directamente la confianza que podés depositar en él es una cosa fofa y gelatinosa que no hace peso, podés contarle cualquier cosa, pero no porque sea necesario, no. Se lo contás porque sabés que, de todas formas, ese compañero al que querés muchísimo no es una persona al que le shockeen tus andanzas sexuales, tus amores no correspondidos ó la mala relación con tus viejos. Simplemente te va a escuchar y asentir. ¿Me explico? Escuchar y asentir, total, las andanzas sexuales, los amores no correspondidos y la mala relación con los viejos son cosas de todos los días.
Podés amar a un amigo. Acá la cosa se agranda. Un amigo que se ama porque, ó son mentes gemelas (almas no, mentes, ¡mentes!) ó directamente opuestas. Ese amigazo al que se recurre por cualquier cosa, desde la pequeñez más insignificante, hasta el relajo más pesadillezco que requiera asesoramiento profesional. Reciprocidad de sentimientos, de confianza. Es más, exceso de confianza: un amigo puede, por esas cosas de la vida, amarse como una pareja, sí, pero yo, no sé si a vos te pasa, no lo veo aplicable en mi vida. El exceso de confianza no es compatible con las relaciones amorosas. Y acá estoy empezando, por fin, a tantear el tema que planeaba tocar (pensaba que tecleaba y tecleaba, me enredaba en cosas bobas y no llegaba a ningún lado). No veo próspera la combinación excesodeconfianza-relaciónamorosa, ya que estas últimas son, como, no sé, ¿cómo explicarlo?. Supongamos que tenemos en frente una hoja de cuadernola. Bueno, las relaciones amorosas están en una carilla, y el exceso de confianza está en la otra carilla. Si bien pertenecen a la misma hoja de cuadernola, están asentadas en lugares opuestos. ¿Me seguís hasta acá?. Podés tener una relación amorosa con una persona, pero creo que la gracia de todo eso es, amar a mares, pero no a borbotones. Amar no a borbotones, sino a mares. Lo que sea que implique para uno la palabra "amar", claro.
¿Dónde está el chiste en tener una relación amorosa con alguien si no existe tensión entre ambas partes, si no existe duda, paranoia, desconfianza pícara y todo eso?. Encuentro aburridísima la certeza de que tu pareja te ama tanto como la amás vos. ¿No es así? Con un amigo se puede, con una pareja, no se debería. Digo yo, no sé.
Pero, a todo esto, que son no más que obviedades, la pregunta de la que me alejé es, ¿no es necesaria la obsesión en una relación amorosa? Sí, lo veo así, lo di a entender desde el principio. ¿Qué es "amar" sino obsesionarse? ¿Qué es "obsesionarse" sino amar?. Ahora, ¿es necesario amar para obsesionarse?. Está claro que considero necesario el obsesionarse para amar, pero, ¿es el amor y la obsesión un sentimiento paralelo?, ¿es el amor y la obsesión el mismo sentimiento?. Bah, qué se yo. ¿Qué es "amar" al fin y al cabo?. Andá a saber. Querer dar todo por una persona, querer saber todo sobre una persona, querer comerte a una persona con tal de fusionarte con ella, ese tipo de cosas. Considerar a esa persona tan brillante y admirable hasta el punto que se haga doloroso, idealizar, querer mostrarse brillante y admirable como esa persona y frustrarse con ternura al no lograrlo. ¿No?.
Ya sabemos que es necesario conocer al objeto de deseo para "amarlo", pero no para obsesionarse con él. Pero acá se contraponen las ideas: no se puede amar sin conocer, pero la obsesión lleva al amor, y, a la vez, no se necesita conocer para alcanzar la obsesión.
Y hasta acá llegué. Me cansé. Me aburrí. Me frustré. Me enojé.
¿Qué locura, no? Digo, el hecho de que haya escrito una perolata larguísima y complicada, que ni yo entenderé cuando llegue el terrible momento de releerla, ¿para qué? para una idea insípida y cagada que no hace más feliz ni más infeliz a nadie.
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Esta no es una entrada romántica, que conste. |
Sos brillante hoy y eras brillante cuatro, cinco años atrás. Yo no. ¡Qué rabia!
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