domingo, 10 de octubre de 2010

El unicornio.



Llegó un buen día cuando menos lo esperaba
Volvía a casa siguiendo con la vista, del Diablo una baba
A las tres en punto de la mañana no hay alma que la calle atraviese
Cómo iba a imaginarme que Jesús, Alá o Azathoth, al fin mi deseo concediesen

Como un terremoto, la acera comenzó a vibrar
Lo que en ese momento era un ordinario cielo de estrellas salpicado
Por una asalmonada centella fue engarzado
Y en torno a la misma, miles de destellantes y coloridos luceros se fueron aglomerando.

No puedo describir lo que en ese momento era mi cara de pasmada
El mismísimo suelo se abría por el filo de una uña de rayo
De la grieta una daga se engendraba, colérica, al aire se dirigía su tenaz puñalada
Cómo podía esto estar pasando, en tan mediocre barrio uruguayo?

Tenía de un momento a otro delante de mis desorbitados ojos
un esplendoroso percherón como de cobalto.
Pero prestando algo más de atención, de un equino corriente estaba este bicho lejos
pues lucía un prodigioso cuerno en la frente, bien a lo alto.

Fue uno de esos momentos, en los que uno no sabe si cordialmente acercarse o despavorido escaparse
Es que de seguro usted, amigo, no sabría reaccionar
si la afilada mirada de esta bestia de arriba a abajo lo analizase
Atiné pues a mi temblorosa mano sobre su hocico apoyar.

Suspiré de sosiego y felicidad
al notar que la criatura rogaba como perro por un poco más de mimo
Por cada caricia, la confianza aumentaba rapidísimo
y no dudé en trepar a su lomo, para galopar rumbo a la ciudad.

Para alimentar mi cósmico estupor
los pesados cascos de la acera se estaban despegando
Tal como en las alucinaciones del sopor
Jinete y palafrén, sobre las copas de las higueras se marcharon volando.

Apuesto la vida a que nadie ha visto lo que yo
La Torre de Antel del tamaño de un cobayo
Los tejados de los antiguos edificios con milímetros de anchura
¡Era la ciudad de Montevideo a incontables metros de altura!

El tiempo voló más rápido que nosotros
Transformóse la ciudad en un caótico hormiguero.
Aterrizó la criatura a reposar, sin importar la mirada de los otros.
Pero yo sabía que todo aquello olía a mal agüero.

Al lomo de semejante fiera por 18 de Julio
De los transeúntes todo podía decirse, menos que estaban complacidos
Arrasó a nuestro paso un torbellino de confusión y gritos de auxilio
Padres Nuestros y Ave Marías taladraban nuestros oídos.

"Abran fuego", dijo el oficial luego de haber reventado mi corcel bajo el peso de sus cascos
el cráneo de un mocoso bastante cargoso
Una ráfaga de proyectiles esquivamos de puro asco
Ordené entonces al pobre potro, "vámonos ya de este barrio pulgoso".

A mi unicornio una buena vida me fue imposible darle.
Pecado eterno será no haber podido protegerlo
Del pueblo que su vida a hachazos llegaron a arrebatarle.
Y ni hablar de los jueces, que encima me encajaron todo el chirlo.

No sin olvidarlo, pediré otro animalito para esta Navidad
Hasta entonces el pueblo pagará en manos de mi machete.
De seguro otra criatura no le costará engendrar a esta tan generosa entidad.
Pero creo que seré ambiciosa y encargaré esta vez, un Wyvern del que ser jinete.

F-f-f-fail.

3 comentarios:

  1. Genial? Brillante? Asombrosa? Increíblemente perfecta? donde está mi diccionario de sinónimos cuando lo necesito...de todas maneras, cualquiera de esas palabras sólo daría una paupérrima imagen de esta creatividad sublime, cautivante, admirable, que llega hasta los huesos, esos elementos donde se supone que hay células de diferentes tipos que ya ni me acuerdo... pero es hasta ahí donde llega esa sensación, esa vibración que te dice " esto es buenísimo"...felicitaciones

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  2. JAJAJAJAJAJA XD Encaró el final.
    Tenes que decirme quien es el artista que hace esos cuadros enfermos. Tiene un aire Kartini meets Ryden meets Kahlo.

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