domingo, 25 de noviembre de 2012

151 Verdisol

Quiero llegar a casa. Hay asiento. Contra la  ventana, así veo hacia afuera.
Quiero llegar a casa. Una orangutana permite que su crío llore y patalee. Nadie hace nada. Los chillidos de la criatura me ponen de mal humor. Ya fue todo.
Quiero llegar a casa. Un señor larga la última bocanada de humo de cigarro en la cara del chofer como muestra de superioridad. Afuera, la gente no sonríe. Dentro, cuchichean cautelosos de que sus conversaciones no sean captadas por oídos indiscretos como los míos.
Quiero llegar a casa. Una laboriosa hormiga se perdió y camina a través de mi ventana. Le deseo buena suerte en su jornada, pobrecita.
Quiero llegar a casa. El vaivén del vehículo me hace doler el cuello. Odio todo.
Quiero llegar a casa. Me enamoro a la minuta. Se sienta él dos asientos por delante de mí. Quiero decirle que se acerque, que me cuente qué música escucha.
Quiero llegar a casa. El desconocido amor de mi vida se retira de escena. No te vayas, no te vayas. Se sepulta, habiendo descendido, bajo un mar de personas. No pude ver su rostro. Volvé. No vuelve.
Quiero llegar a casa. Ya estoy cerca, pero no tanto como para alegrarme. Una pareja discute. Ella está borracha y hace ademanes de levantarse. Él la caza del brazo y la hace sentar con violencia.
Quiero llegar a casa. La pareja, en plena cólera, abandona el medio de transporte y continúa la disputa en la vía pública. Dentro, la gente observa, de chusmas.
Quiero llegar a casa. Bajo. En el camino, se me rompe un zapato. Piso un caracol y me tropiezo dos veces.
Llegué a casa. Dormir.


Al final no quería llegar. 

lunes, 19 de noviembre de 2012

Box in wine

Esta señora, quien disfruta de la escritura clase Z, recuerda las épocas en las que los dedos se le fugaban y escribían con acidez acerca de aflicciones, tragedias, infortunios y desdichas y podía reírse de ello. Escribía acerca de sus desaventuras diarias y en medio de la lágrima y la mofa bienintencionada, llegaba a la catarsis.
Pero ahora, ahora que su vida es como un árbol recortado de forma prolija, sin yuyos ni parásitos, de lo único que los vagos afleñiques de sus dedos pueden escribir, es de gatitos durmiendo en una cesta de mimbre, bebés haciendo muecas, margaritas que crecen a su paso, vestidos veraniegos azules con pintas blancas, bicicletas que llevan un cachorrito en su canasta y Soles bañando de luz ciudades llenas de gente sonriente.
¿A quién le importaría?


A mí no.

Dicen que cuantas más cosas querés, menos odiás.
Algo de cierto debe de tener.




jueves, 18 de octubre de 2012

De relleno.

Podrían haber sido cualquier cosa, como los Gemelos Fantásticos.

Azúcar y gofio
Leche y cocoa
Nepeta y gato
Cadena y perro
Teta y corpiño
Labios y pucho
Ranchos y fuego
Conejo y pompón
Sanguijuela y tobillo
Candirú y uretra
Esperanza y Cronopio
Polilla y algodón
Saturno y anillos
Arroz y atún 
Llave y cerrojo
Moribundo y morfina
Soga y suicida
Cheta y Portones
Chorro y corte





Pero eligieron ser unos giles y ambos se desterraron de la vida del otro.  





martes, 16 de octubre de 2012

Éramos tan avant garde

En medio de esta ola de intentos de innovación, mutación, transformación y revolución musical, se ha creado lo que se le llama "Percusión Aleatoria".
¿Qué es la Percusión Aleatoria?.
Se sabe que tanto en diversos teatros de alfombras rojas y áureas de perfumes caros de ancianas arrolladas en tapados de chinchillas, como en antros menesterosos y sentinas de todos los vicios (cochambres con fines irónicos a los que asiste la juventud alternativa), se dan espectáculos de ésta nueva wave, la Percusión Aleatoria.
Consiste este peculiar movimiento en la posiblemente estratégica colocación de timbales, cajas chinas, vibrafonos y marimbas en el suelo, y castañuelas, platillos, triángulos, gongs y panderetas colgando de un techo muy bajo y atriles inestables.
También, las baldosas del escenario están equipadas con sensibilidad musical a la pisada, por lo que cada paso a través del mismo equivale a una nota con un sonido similar al del órgano eléctrico.
La gente se acomoda en sus asientos, las luces se exstinguen lentmente.

Se sueltan ciegos aturdidos, las estrellas de semejante proyecto, armados de baquetas (no sin haberles obligado a dar vueltas sobre su mismo eje repetidas veces). El público aplaude.

Arte.  

sábado, 6 de octubre de 2012

Te mordí las flores y me fui

El cuerpo desmembrado.
La cabeza sobre un florero.
Los brazos tras un cuadro de Warhol.
Las piernas junto a una estatuilla a escala de un perro blanco.
La sangre en las paredes formaban aureas que se mimetizaban con el verde lima. Muy lindo todo.

El asesino gay decorador de interiores atacó de nuevo. 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Seis pequeñas cartas para seis pequeñas personas

Al paparulo que insiste en llamar al teléfono de línea y no corta hasta que le salta la operadora, le pido por favor que reprima sus deseos de comunicarse con mi persona, pues me hace pensar que algo grave está pasando, y no me gusta sentirme culpable por ignorar sus llamados.

A la kioskera, cuyo nombre posiblemente oscile entre Mildred y Yoselin, que cada vez que le compro cuadernos en los días soleados, hace comentarios acerca de cómo "se viene un temporal...!", le pido cordialmente que deje de ser yeta y evite señalar la inminencia de los tan poco favorables cambios de tiempo. Ó simplemente que deje de ser una anciana podrida y mala onda.

Al buen hombre que, en el ómnibus, no puede controlar su hiperactividad y se mueve en el asiento junto al cual me encuentro de pie, haciéndome creer que va a liberarlo, llenándome de falsas esperanzas, le doy la posibilidad de elegir, una de dos: ó se queda quieto ó lo rajo por las malas de la zona donde plácidamente posa sus cuartos traseros.

Esta es cortita: al canalla que le corta los bigotes al gato, lo voy a buscar, encontrar y patearle la cabeza hasta dejarlo sin pelo. En realidad no, porque soy muy cagona, pero deseo que le deparen las más violentas calamidades y tragedias existentes.

Al amor de mi vida, que me ignora descaradamente cada vez que enciendo velas e inciensos alrededor del monitor para ritualizar mis fallidos intentos de interactuar virtualmente con él. Si no veo cambios positivos en esta lamentable situación, me veré obligada a llamar a Pettinati para que me de una mano. Y vamos a quedar bien pegados, los dos.

Por último, a la trancadera mental que tengo encima, que me laggea con incógnitas del tipo "estás demasiado cansada como para sentarte en la computadora, pero no lo suficiente como para acostarte a dormir. ¿Qué hacer?". Fuera de mi cuerpo, desgraciada, por favor.




sábado, 4 de agosto de 2012

-10%

Agosto debe de ser el mes más asqueroso del año.
Lo digo ahora, que espero con la barbilla en la palma de la mano a que carguen un par de páginas.
Agosto es el mes en el que se le pone pausa a la desfachatez de estar vivo, mirás hacia atrás, todo lo que pasó en el correr del año, y te das cuenta de que no tenés nada. Y por nada me refiero, a un grupete de recuerdos cagados, a saber:
- Te caíste en el baño de unos amigos y todos se rieron, lo más gracioso que hiciste en tu vida. Bien ahí, seguro que el mundo no puede prescindir de vos.
- Te sentaste a llorar en el piso de tu cuarto porque los auriculares de la computadora están rotos, y sólo funcionan de un lado. Sos un volcán de emociones.
- Lo peor que te pasó en estos siete meses, fue el corte de ADSL. Si al menos hubieses enterrado a tu perro, quebrado el coxis, ó sido secuestrado por turcos, tendrías algo consistente a lo que echar la culpa por tu estado de frustración constante.
- Te negaste a comer cosas riquísimas con la excusa de estar a dieta, cuando bien sabías que llegabas a tu casa a atiborrarte de pan con arvejas y atún. Gil.
- Empezaste tres libros pero no alcanzaste siquiera la mitad de ninguno. Igual decís que los leíste a los tres, y los ponés en tu lista de libros favoritos. Porque el prólogo era muy atrapante.
Decir que el mes de agosto es motivo de suicidio puede ser la lectura por default que doy del tema, porque garpa muchísimo más ver el lado trashy de las cosas, a que sí.
Pero dejándome de pseudonegativismos: al menos (y muy al menos), todavía se tiene por delante la mejor mitad del año.
Se sabe que la afirmación "¡[tal año] fue el mejor de mi vida!" está basada, casi sin excepciones, en la lectura de los meses Octubre - Diciembre. Y en algunos casos, el limbo Enero-Febrero, en el que uno todavía no tiene del todo claro si es 2011 ó 2012.
En conclusión, mi mensaje del día de hoy para vosotros, plebeyos, es que métanse en la cabeza la idea de que difcícilmente se es feliz en otra época del año que no sea verano, a menos que se estén engullendo las uñas para que empiece Bailando por un Sueño. Y que por favor, no se atrevan a usar el término "rockero" para definir una canción, ó peor aún, a ustedes mismos.


Monoto sacá tu pata de la pantalla haceme el favor, que no puedo publicar.