jueves, 17 de marzo de 2011

Eso, y nada más que eso.

Iba a ser algo más que eso, pero mejor no.

martes, 8 de marzo de 2011

Gordo rojo.

Unlrelated
Viene a paso de ganso, caminando casi sin plegar las rodillas de tan cortas que son sus piernecitas, a enturbiarme la lectura el mocoso aquel.
Me pregunta: ¿Creés en Papá Noel?
Lo quedo mirando con ciertos aires de superioridad que, en el fondo me avergüenzan bastante. Pero al fin y al cabo lo que siento al oírlo hablar es una especie de satisfacción al tener representado semejante contraste de madurez y experiencia.
No sé qué responder y me limito a esperar que el silencio le baste como respuesta. Dirige la mirada al suelo, juguetea con los dedos de empanada que tiene, y, desafortunadamente, vuelve a abrir la boca.
¿Y qué le vas pedir de regalo cuando venga este año?
Nada, le digo, con una sequedad propia de un milico de antaño (de esos de espeso bigote y orejas lanudas, por cierto).
Intento hundir las narices en el libro y finjo concentración, por más que el mismo sea, a grandes rasgos, embolante.
Mentira, dice la criatura, de puntitas de pie para alcanzar a divisar mis ojos falasmente engarzados en la página que narraba un diálogo entre Francesca y Lisi.
Cierro aquel añejo ejemplar de Jorli sin darle importancia a marcar la página en donde me había quedado.
Bueno, digo, a lo mejor hay varias cosas que me gustaría encargarle, pero de seguro no son tantas como las que le planearás pedirle en tu cartita.
El nene frunce el entrecejo y sacude la cabeza. No, no. Sólo quiero que me deje un púnchinbol, y un mazo de cartas shú gí ó. Y si le sobra espacio en el trineo, también quiero una pizarra. Pero son muy grandes y los renos se cansarían si tuviesen que cargarlo.
Se me retuerce el estómago ante el fugaz deseo de tener un hijo como aquel, tan bien hablado e inteligente. Por suerte fue cosa del momento.
Dale, ahora te toca a vos. ¿Qué le vas a pedir?
Para sacarme a la insitente criatura de encima, poso el dedo en el labio y pienso en alguna respuesta convincente.
Y... a lo mejor... no sé. Alguna carterita, supongo. Sí, una que vi en el centro el otro día, de cuero negro y con cadenitas. Sí, necesitaría una cartera.
¿Eso nada más? Pregunta el niño, como intentando tirarme de la lengua.
No, no, digo sacudiendo las manos. También quisiera una remera estampada que vi por ahí, violeta y con conejitos. Ah, y un gorrito. Un gorrito de lana para el invierno. Un pantalón para variar, que el que tengo lo compré hace meses y está hecho pelota... este... ehm...
Papá Noel no tiene tanto espacio en el tr... Antes de que el infante termine con su oración, lo interrumpo y alzo la voz, como para que preste más atención.
¡No terminé todavía che! Le pediría además unas cuantas cajas de cigarros...
Papá Noel no trae cigarros, retruca el nene con acento de dibujito animado.
¿Qué me importa? Sí que trae, vos no sabés nada, le digo mientras lo apunto con menosprecio. Unas cuantas cajas de cigarros, para no tener que gastar más plata hasta dentro de varios meses. Muchas cajas de cigarros. Es más, un cartón de cajas. Y que sean mentolados. Sí. Cigarros mentolados. Eso y, y, y una agenda muy cara con muchas funciones para que no se me pase un detalle de todo el año, una enorme cartuchera con lapices y lapiceras de reconocidas marcas, y ya que estamos, una caja de colores Carandache, para ser la mejor en las clases de dibujo. Quiero de paso que me consiga una trocha de DVD's con películas que le enlistaría con sumo cuidado, procuraría no olvidarme ni de una sola, me gustaría tener la filmografía de Tarkovsky, Fellini, Jarmusch, Almodovar, Kurosawa, y, y, y Nikita Mikhalkov también. Un gorro de piel ruso le encargaría incluso, pero que sea original, un gorro de piel soviético, y que sea bien antiguo. Ah, ya que estamos, pediría que baje el precio del bondi, y que el 582 y el 151 pasen muy, muy seguido. Y que los taxis no cobren en los semáforos. Quiero un celular con cámara re potente de esos que se usan ahora, una laptop para conectarme a Internet desde donde yo quiera y una cámara profesional para sacarle fotos a lo que se me antoje. Pero que no me los roben. Le pediría que ya no exista el riesgo de que los mugrientos se afanen los objetos de valor. Es más, le pediría que los exterminase a todos, que no quede ni uno vivo, y que lo transmitan por la televisión.
¿No te parece que ya es suficiente? Se animó a preguntar con timidez el pequeñuelo, pero para ese entonces estaba yo de pie habiendo tirado el libro por ahí, y señalaba la nada como un superhéroe con los ojos brillantes de esperanza.
¡Quiero que Papá Noel haga que el gobierno obligue a los marginales a hacer trabajos comunitarios y que se los azote las 24 horas del día para que laburen con más garra! ¡Quiero que fajen a todos esos malnacidos que le encajan chumbos a las viejitas viudas por 200 pesos! ¡Y que les corten las cuerdas vocales para que nunca más puedan comerse las "eses"! ¡Quiero un water de esos que hay en Japón que ponen música cada vez que te sentás, así no me daría pereza despegarme de la silla de la computadora para ir al baño! ¡Quiero encontrar al chongo de mis sueños y jugar a sentarnos en dicho water para reírnos de la musiquita que toca! ¡Quiero recibir un mensaje de texto en mi celular de última generación todos los días, escrito por el chongo de mis sueños, y que me haga reír, y que nunca se aburra, y además, pediría nunca, nunca, nunca jamás ser cornuda! ¡Quiero que el chongo esté bueno y que le guste ir al cine como a mí, y de paso quiero que el cine se forre en guita y que consiga muchas películas y compren butacas recontra cómodas y, y, y quiero tener un fangote de guita para viajar a donde yo quiera, y comprarme un violoncello, y, es más, le voy a pedir que me consiga una academia de música en donde pueda aprender a tocarlo, y que me asegure un lugar en la orquesta sinfónica! ¡No, no! ¡Quiero que me inviten de todos lados para ser cellista invitada y tocar como Yo-Yo Ma, y también saber tocar el arpa, y, y el violín, y esos tambores gigantes, y el triángulo también! ¡Quiero además tener uno de esos gatos cruzados con leopardo que se venden en Europa, y que tenga un nombre polaco, y quiero también que el gordo sueco me quiera de vuelta, y tener el poder de matar a quien yo quiera, y, y una máquina que grabe mis sueños así los puedo ver cuando me despierto, y además, pediría ser como esas modelos francesas y tener la cara angulosa para usar el pelo bien corto, o bien, un pelo bien lindo y lacio, y de paso, que pasen los años y estar siempre resplandeciente, y que no me duela cuando me muera, y nunca contraer esas enfermedades que le vienen a los que fuman, y que se me vaya el dolor de espalda, y que se vaya la celulitis y la flatcidez, y ya que estoy quiero no tenerle miedo a nada, ni a los ruidos fuertes, ni a la oscuridad ni a las enfermeras de Silent Hill, y estudiar psicología, y trabajar de médico forense, y que me paguen mucho por trabajar poco y en lo que me guste, y ser más inteligente que nadie más, y que todos me admiren y me pregunten cómo hago para ser tan genial, tan sabia y tan perfecta, y le pido también tener todas esas cosas que me harían muy feliz por el resto de mi vida, y una bolsa llena de lámparas de Aladdín por si todo falla, y...!
Alzando los dos brazos y dirigiendo la mirada al techo, con los ojos cerrados con mucha fuerza, caigo en cuentas recién en ese momento de que el niño se había ido quién sabe hacía cuánto tiempo. Miro a mi alrededor, y, recuperando la compostura que la madurez me cargó en la espalda, recojo el libro de Jorli y lo hojeo buscando la página en la que me había quedado.

lunes, 7 de marzo de 2011

Tsk

How could I let things
Get to me so bad?
How did I let things get to me? 




Why can’t you stay here a while
Stay here a while...
Stay with me.